Bogotá octubre 26 de 2025
A la 8 de la noche decido sentarme frente al teclado, con las piernas adoloridas y el rezago de un calambre luego de la dura etapa a Machetá. Alberto Rivera había pronosticado que hoy no tendríamos crónica de la salida, como el dolor no era en las manos y menos en mi cabeza empecé a rebobinar la película buscando el hilo conductor para redactar el escrito que los lectores no perdonarían que aplazáramos.
Comencé por la edición del material fotográfico que me enviaron Dani nuestra motociclista, Wilfran y Duber; esperaba las excelentes fotos que tomó Sandrita pero me imagino que la venció el cansancio pues para ella como conductora el trabajo fue bastante arduo.
Ala 8:15 Javier Velandia me envió un texto con la crónica que redactó pese al cansancio y esta nota:
"Estimado Orlando, aquí un pequeño aporte, no tuve muchos detalles, sobre todo el lote de atrás, siéntete libre de complementar y ajustar".
Me cayó de perlas, pues me facilitó la tarea, fue solo insertarle la información que el no pudo recolectar al regerso por su posición en el lote delantero y que recogí y otras anécdotas que faltaban en la primera parte, así que Alberto no te salvaste de tener que acompañar el tintico de primera hora con la lectura de CicloBR, en vez uno de los códigos que regulan las distintas áreas del derecho.
Acá les dejó la crónica que redactó Javier con uno pocos retoques
CRÓNICA POR JAVIER YESID VELANDIA LEAL
Visita a Machetá
FRÍO, SOL, VIENTO, LLUVIA Y BARRO
Ruta loca: Sopo-Machetá-Sopó, 102 km de pura adrenalina tropical-andina.
Octubre es mes de lluvias en la Sabana de Bogotá (y alrededores). Los registros indican que, durante este mes, Bogotá tiene entre 8 días de lluvia en promedio, y las temperaturas varían entre 12 °C y 19 °C.
El Ministerio de Ambiente advierte que septiembre octubre-noviembre suelen presentar precipitaciones por encima del promedio en la región andina. Así que ya sabes: cielo cambiante, lloviznas con ganas, nubes negras que rondan como ciclistas ocultos detrás de una curva.
El día arrancó con cielo juguetón: en Chía algo de sol, pero rumbo a Sopó se veían venir nubes “tomando posiciones de ataque”. El ambiente estaba cargado, léxico de ciclista: “hoy se moja quien se duerma”.
Pero antes un preludio en el parqueadero del outlet Arauco Ahí estábamos, guitarra en mano (bueno, no literalmente), pero con los nervios afinados. Mientras esperábamos, las damas que hacían un test de ciclismo rodaban arriba y abajo en el parqueadero: una especie de desfile veloz que hizo que varios inocentes miraran más el derrape que el neumático.
Uno a uno fueron llegando los 17 valientes del lote CicloBR, identificados en la foto de la portada. Mientras posaban notamos que Wilfran parecía haber crecido, luego vimos que levitaba

Para esta saga tuvimos doble mérito: Sandra aceptó manejar el carro de apoyo para que Pablo Torres pudiera pedalear con nosotros.

Además, Sandra desplegó un arsenal de bananos, galletas y bocadillos como si fuera el banquete de los dioses del pedal. ¡Gracias infinitas, Sandra y Pablo!

También contamos con la supervisión experta de Daniela Ríos, en moto de apoyo StaffCycling: ciclista, entrenadora, estudiante de alto vuelo. Una “mujer orquesta” del acompañamiento. Gracias Dani por estar ahí, por las fotos y por poner orden en el caos. Como ven, dos mujeres estuvieron hoy al mando.
Y no olvidemos los refuerzos: Wilfran y Duber vinieron con moto respaldo desde sus casas no sea que alguien toque sus bicicletas look. Alerta máxima.
Partimos puntuales a las 7:55 am. Inmediatamente comenzó el show. Al salir, nos acompañó el lote femenino del test… hasta la planta de Coca-Cola, donde aceleraron como si les dijéramos “¡20.000 de multa por llegar tarde!”. Nos quedamos rezagados (con elegancia). Rodando a 33 km/h, algo que nosotros ya llamamos “velocidad de obligación”, se presentó un condimento heroico: Pablo vio a una ciclista pinchada a la orilla. Con el carro al lado y todo el glamour deportivo, le dimos aventón hasta Gachancipá para que resolviera. Cortesía CicloBR estilo elite.

Mientras tanto el lote permanecía compacto, como si el viento no supiera qué hacer con nosotros. Preparados para enfrentar el primer reto: Alto del Roble. Orlando Márquez, firme como pino en tormenta, impuso ritmo. Lo siguieron con respeto William Duarte, El Chinazo y Javive. Algunos intentaban aguantar, Marcolino recibió ayuda de Duber para no perder rueda. En el alto el "Virgilio Barco Team" impuso su categoría al hacer el 1,2, 3 con Pulga, Márquez y Chinazo.
Carrillo pinchó en las primeras de cambio para subir el Sisga, una de sus costosas corazas importadas no aguantó el ataque de una pinche tachuela colombiana.
Después de un descenso “peligroso con llovizna asomando”, arrancamos el ascenso al Alto del Sisga. Aquí la carretera se puso seria. El Chinazo lanzó un ataque de antología, Orlando Márquez contestó con fiereza. Duarte, Javive, Beltrán… todos con los dientes apretados.

El podio en el Sisga quedó así:
1. William Beltrán (subió como una flecha, demostrando que no le pesa la altura), aunque su bici de hierro puro le pesa más de 10 kilos, oigan a propósito ¿alguien tendrá por ahí archivado un marquito de aluminio para donarle?
2. Javive (constante e incansable)
3. El Chinazo (siempre presente, siempre mordiendo el asfalto)
4. Pulga
5. Carrillo y Charrito
6. Marcolino impulsado por Guillermo
7. Orlando Márquez
8. Oscar

Guillermo, Duber, y Wilfran se quedaron ayudando a Pachito a Marcolino y a Javier Fernández, quien aún con el corazón en el manubrio, decidió que aquel no era su día para forzar. Dio media vuelta y regresó pa’ la casa con la frente en alto. Luego aclaró en su frase de aporte a la crónica:

“Ayer retomé luego de dos meses y hoy la pagué, no tenía energía y me tocó sensatamente medir mis fuerzas y saber que solo podía ir hasta el Sisga y regresar, igual fueron 109 km. Ya tendré tiempo de ir a Macheta cuando esté en mejores condiciones”
Bajamos hasta el cruce hacia Machetá allí nos esperaba el carro de Sandra, Orlando Márquez presintió la lluvia, olfateó el largo descenso y se apresuró a separar cupo. A los pocos kmts la lluvia espantó a Guillermo y a Rivera, quienes se regresaron en busca de refugio en el carro acompañante. Alegaron causa médica, les está prohibido mojarse, alguien dijo en broma parecen terroncitos de azúcar. De pronto apareció un cuarto aspirante a un cupito en el carro, pero ni modos ya iba full, así que Marcolino se resignó y decidió emprender regreso a casa en bici. Lo paradójico es que un par de kmts más abajo el piso estaba seco, Alberto no aguantó la tentación e invitó a su amigo Guillermo a disfrutar de las mieles del descenso vertiginoso. Lo malo fue que el pobre Marcolino tuvo que regresar cuando su intención, así lo había acordado con Orlando Márquez era descender en carro hasta Machetá y hacer la subida, pero se puso a seguir bajando y tome pa´que lleve.
El pavimento hacia Machetá estaba en condiciones decentes ¡pero ojo! con tramos de reparcheo peligrosos. Algunas curvas nos miraban con ojos filosos.

Llegamos a pocos metros de Machetá y paramos en restaurante local: caldo con huevos, caldo de costilla con yuca, chocolate caliente, café, tintito, aguapanela con queso, arepa… una recarga energética de primer nivel. Parada obligada de unos 40 minutos para recomponer piernas y espíritu.
Al retomar la ruta, otro aguacero nos advirtió: esto todavía no terminaba. Duber y Wilfran decidieron regresar hasta el pueblo, para sumar distancia. Orlando Márquez partió con Pachito, pero pronto lo dejó atrás, pero tan de malas que siete kmts adelante cayó en uno de los medio huecos que han hecho al raspar el asfalto antes de reparchar, pudo sacar a tiempo el pie del choclo pero como la subida estaba empinada no pudo volver a enchoclar a sí que a esperar el carro para que lo subiera hasta donde hubiera un planito para retomar.
La lluvia se desgajó, duró solo 10 minuticos. Alberto partió de una vez en el carro al sentir que la llovizna mojaba su cara. Más adelante se bajó y retomó el camino.
Carrillo y William partieron en busca de Orlando Márquez, lo pasaron cuando estaba esperando el carro, luego de su percance.

El núcleo delantero Guillermo, Pablo, El Chinazo, Javive comenzó la cacería rumbo al Sisga, a un ritmo de 14 km/h. Poco a poco cazarían a los del frente. A 500 metros pasamos a Pachito (¡sí apareció!). Después rebasamos a Charrito, Alberto, Oscar, Carrillo y a Márquez quien esperaba transporte. Guillermo, Duarte y Javive se destacaron. William intentó atacar, pero el combustible le falló.

Guillermo fue el más constante, cazó a William Beltrán quien se había escapado y se fue en solitario a la gloria, luego de aprovechar un fallido envión de Duarte.

Chinazo y Oscar pasaron a Orlando Márquez en plena llovizna en la travesía final antes de salir a la autopista e iniciaron con Pablo la subida al Sisga. Pablito coronó y se sentó en el andén en el alto del Sisga a esperar a Sandrita, no daba más.
Atrás Pulga cazaba a Márquez en el puente del Sisga y subieron juntos el alto, Pulga se descolgó y pasando el peaje, ya en su terreno, pisó el acelerador y puso a su perseguidor a buscar en todos los recónditos las ayudas de piñonería para alcanzarlo, finalmente como buen Samaritano lo esperó cuando le reportó un calambre; así llegaron al cruce hasta Briceño, en donde Duber y Wilfran les llegaron pero pasaron derecho por la autopista camino a Bogotá.
A dos kilómetros del destino, Carrillo rompió en calambres. Duarte, como buen gregario, apoyó empujándolo lo que pudo. Hallaron una tienda milagrosa que surtió soda y Alka Seltzer: el santo remedio. Pulga y su perseguidor por poco les llegan en Arauco. Luego apareció el carro de Sandra otra vez repleto, allí venían Pacho, Alberto y Pablito.
En el párrafo que envió Alberto como aporte a la crónica, a solicitud de Orlando Márquez explicaría esto:
“Bueno, lo que yo tengo para decir es la narración desde que tomé la decisión de bajarme del carro, pues me había subido desde el restaurante mismo por lluvia, es que me tocó subir con el Pulga al que no se le puede hacer una broma. Pasé al susodicho pues el terreno se le aplanó un poquito y siempre logré tomarle cierta distancia, pero hizo el esfuerzo más berraco, porque me alcanzó en me dejó bien rezagado. Quedé, entonces, solito y si carro que me acompañara hasta que lo encontré, me subí y no me volví a bajar”.

William Duarte también aportó este texto:
“Una etapa un poco larga, exigente sin embargo maravillosa, fantástica. Clima de varios sabores, delicioso desayuno. El cansancio, calambres entre otros valió la pena: buen ritmo, paisajes increíbles y la satisfacción de llegar a la meta”.
Henry dijo esto:
"Solo el esfuerzo que se siente, muestra la magnitud de lo realizado"
Los demás no atendieron la solicitud, me temo que se quedaron dormiditos por el cansancio.
Cruzamos la meta en Sopo con los músculos quejándose, las bicicletas chisporroteando y las almas felices. Mojados, destruidos, pero victoriosos.
Momentos para luego recordar
• Las bellas ciclistas del test dando vueltas como modelos exprés, mientras nosotros intentábamos no quedarnos atrás.
• Pablo bajándose del carro cual jinete noble para asistir a la penitente pinchada.
• El Chinazo “resucitando” en el Sisga con ataque relámpago.
• Javier Fernández rajando por prudencia (aplaudo su sabiduría).
• El aguacero justo cuando pensábamos que la subida era “el final”. • Duarte empujando a Carrillo cual cicerone de pedal.
• Guillermo ganando con estrategia y orgullo ciclista.
• La tienda salvadora con soda y Alka Seltzer: nuestra “farmacia milagrosa del fin del mundo”.
Agradecimientos de campeones
• Sandra, por aceptar el volante, por llevar provisiones y por cederle a Pablo el escenario del pedal.
• Pablo Torres, por rodar con nosotros y ser motor humano y logístico.
• Daniela Ríos, por acompañarnos en moto, tomar fotos, poner orden y animarnos con su fuerza de entrenadora.
• A los que llegaron con apoyo en moto (Wilfran, Duber), al equipo Staff Cycling, y a todos los que pusieron su energía.
En resumidas cuentas: una mañana épica, con drama, sudor, camaradería, gotas que aprietan y escaladas de coraje.
Dejamos Huellas en cada metro de esa ruta Sopó-Machetá-Sopó.
La próxima salida promete ser igual o más intensa. ¿Quién dijo que el ciclismo no es una novela de pedal y resistencia? |