Bogotá octubre 13 de 2018
LA VUELTA A BOYACÁ- PRIMERA ETAPA
Un objetivo que se veía difícil de lograr
Chía – Hato Grande - Briceño- Tocancipá- Gachancipá- Chocontá – Villapinzón- Ventaquemada - Tunja- Cucaita- Sáchica- Sutamarchán - Tinjacá- Chiquinquirá- Simijaca- Susa- Capellanía - Fúquene- Sutatausa- Tausa- Zipaquirá- Chía. |
La palabra reto hace referencia a un desafío o una actividad que una persona debe realizar sobreponiéndose a diferentes tipos de dificultades.
A finales del mes de agosto nuestro compañero Orlando Molano nos informó su deseo de organizar una Vuelta a Boyacá en tres etapas, pidió “socializar” la idea entre los afiliados a CicloBR. Analicé las etapas y les confieso: pensé que yo no sería capaz de lograrlo.Eso se veía tenaz:
Primer día Chía – Tunja, segundo día Tunja Chiquinquirá y tercer día Chiquinquirá Chía, más de trescientos kilómetros, ¿no tendría también ropita para lavar?.
Hoy lunes 15 de octubre al concluir el recorrido planteado, me di cuenta que estaba equivocado, el objetivo si se podía cumplir, así que agradezco a Molanito por haber planteado ese reto, ese desafío, que nos permitió escapar de la rutina ciclística y en mi caso demostrarnos que con actitud mental positiva podremos superar cualquier reto.
Doce (12) ciclistas de nuestro Grupo aceptaron el desafío planteado por Molanito:
Orlando Molano, Víctor Molano, Nobile González, Ana Niño, Luis E. Pulgarín, Geoffre Mateus, Marcolino Barrera, William Duarte, Guillermo Durán, William Trejos, Pablo Torres, y Orlando Márquez.
Pablito Torres uno de los más ilusionados con el reto de la Vuelta a Boyacá, justo la noche anterior tuvo que hospitalizarse, le detectaron cálculos en los riñones y desafortunadamente no pudo ser de la partida. Lo extrañamos Pablito.
Guillermo Durán, con la anuencia de Molanito invitó a tres ciclistas más, a su nieto Nicolás Durán, a Fernando Flores y a Daniel Carrillo padre y Daniel Carrillo hijo a quienes vemos con frecuencia por Siberia los domingos.Una buena decisión.
La esposa de Daniel hijo, Paulina Castellanos, iba a ser nuestra única madrina y acompañante en la Van que había contratado Molanito a Servicoches, pero Marcolino nos dio la sorpresa, Sandrita y Margarita, su mami, serían parte de la aventura por tierras de Cundinamarca y Boyacá.

De esta manera se conformó el grupo de quince (15) pedalistas, tres damas y el conductor de la Van, Don Elías quienes acudieron a la cita el sábado 13 de octubre en la casa de Molanito y su esposa Carmen Cecilia en Chía. La mañana comenzó con un delicioso desayuno, el combustible ideal para la larga travesía.
Paulina y Sandrita se convirtieron además de asistentes desde los vehículos acompañantes, en eficientes reporteras gráficas, creo que ha sido el ciclo paseo mejor cubierto, lograron más de cuatrocientas imágenes.
Molanito propuso un minuto de silencio para recordar a nuestro amigo y ciclista Decano Jorgito Peña, fallecido el año pasado, quien no se perdía ninguno de los ciclo paseos, un buen momento para evocar tantos recuerdos en los cuales está y estará presente Jorguito.
A las nueve de la mañana partimos en busca del primer objetivo, la ciudad de Tunja. El gráfico de la Planimetria asustaba, se veía montaña a la lata.

Pasaríamos por Hato Grande, allí estaba esperándonos el Chinazo para acompañarnos en bicicleta hasta la entrada a Jenesano, población cercana a Tunja, su familia había viajado días antes.Sandrita adelantó a Nobile, Ana y a Marcolino en la camioneta hasta Hato grande se encontraron con Eduardo y siguieron de una rumbo a Tunja aprovechando la ventajita, que a la postre resultó la precisa.

Una vez salimos a la autonorte, ruta 55, quienes comandaban pusieron un paso promedio de 30 kmts, Fernando decía que era el ideal para que el recorrido no se hiciera tan largo, el apretoncito fue mrtal para el mono Trejos que poco a poco se fue quedando, pero no se inmutó el llevaba su objetivo claro, continuó escoltado por la camioneta que estaba pendiente.
Cuando completamos los primeros 30 kmts de terreno plano se apareció la primera puntillita, la subida hacia Sesquilé luego de pasar el peaje El Roble, una subida de menos de un kilómetro pero que alcanza hasta el 8% de inclinación, suficiente para que los escaladores probaran sus motores y las sensaciones como diría Nairo. Guillermo quien venía atrás esperando a un amigo que había quedado de salir, encontró a W. Trejos y lo acompañó en la subidita, a mitad de camino viendo el esfuerzo que hacía le dijo: Don William le aconsejo una paradita y el mono fue sacando el pie para bajarse, noo una paradita en los pedales quiero decir. El amigo de Guillermo llegó, pero se aburrió y siguió derecho a Tunja nos pasó a todos, llego un ahora antes.
En el kilómetro 38 de nuestro recorrido ya estábamos ubicados en el pie de monte para comenzar la escalada al Alto del Sisga, son 7 kmts que conocemos casi de memoria, la inclinación fluctúa entre el 6 y el 8%, aunque se sabía que quedaba mucho terreno, no aguantamos las ganas de saborear ese primer bocado de montaña.

Por allí vimos a William Duarte dándose cachucha con Daniel hijo y Fernando. Y más atrás Pulga, Márquez, Víctor querían obtener punticos de bonificación al paso por el alto. En Sisga nos reagrupamos e iniciamos el descenso hasta el puente del embalse. Atrás venía el mono William a su paso sin preocupaciones como debía ser.
Pasando el puente el terreno pica hacia arriba hasta llegar a Chocontá en el kilómetro 55 de nuestro recorrido, allí Molanito había planeado la primera parada para reaprovisionar líquido y tomar un merecido descanso en una de las panaderías. William Trejos al rato llegó acompañado de Guillermo y Nicolás. Del grupo puntero comandado por el Chinazo, ni idea, no los alcanzamos.

El siguiente objetivo era Villapinzón, ubicado a 12 kmts, el terreno plano había desaparecido, seguía en ascenso suave, pero. Persistente. Pasamos Villapinzón y se acabó la paciencia de los escaladores, apretaron el paso cuando el terreno montañoso se puso durito, yo diría agresivo. Fueron 10 kmts eternos kilómetros sin descanso hasta el punto que llaman límites donde acaba el “ala mi chino” y comienza el “sumercé”. Los Carrillo, Fernando y Pulga se engancharon estaban en su salsa y le dieron con todo.
El monito tomó una sabia decisión y se subió a la camioneta,
Guillermo venía recuperándose de su reciente gripa, así que hoy no había querido entrarle a la pelea en la cuesta, optó por acompañarme con Nicolás. de esta manera el trayecto se me hizo menos exigente.

Finalmente apareció una bajada que nos permitió retomar fuerzas; llegamos al peaje Albarracín, en donde Víctor desafortunadamente se pegó una “azotada”, cuando estaba pasándolo por el carril de bicis y motos, trató de coger su caramañola, pperdió el equilibrio en la bici y tome para que lleve. Sufrió un golpe en la rodilla que no le permitió continuar en el lote, luego de la curación se subió a la camioneta. Se le notaba la frustración por no poder continuar justo cuando había llegado a su tierrita.
Al final de la bajada Guillermo notó la falta de su cuenta kilómetros. Nicolás le dijo, yo vi que se le cayó y voló al otro lado, pero pensé que era una piedra. Por orden del abuelo Nico se devolvió, revisó y regresó pero ni rastros del aparatico.
Me habían comentado que lo más “verraco” era la subida al alto de Ventaquemada, pero vea Ud. esa subida de 4,5 kmts es más pedaleable que la de “límites”.

De acuerdo con el plan de Molanito el siguiente punto era el sitio del Almuerzo, el restaurante Belmonte, según el ubicado pasando un repechito. El tal repechito tenía familia pues resultó ser bastante largo, al final solo Molanito lo vio, pero ya habían pasado directo, así que terminamos parando en el alto de tierra Negra la “Fábrica de arepas Sumerced”, para “galguiar”, la idea del almuercito se esfumó. Allí estaban el Chinazo, Nobile, Ana y Marcolino, por fin los vimos cuando completamos100 kmts de recorrido que ya se sentían en todo el cuerpo. El Chinazo estaba cerca de la entrada a Jenesano su destino, pero le tenía ganas a Tunja, como parecía que iba a llover decidió despedirse. William Trejos, ya bastante descansadito, decidió medírsele al saldito y retomó la bici con la meta de llegar a Tunja en su corcel de carbono.
Nos quedaban 20 kmts, las nubes cargadas de agua nos observaban amenazantes. Pasamos el Puente de Boyacá y comenzamos el ascenso, faltaban 15 kmts muy pedaleable pero sin ningún descanso, la verdad se me hicieron interminables, pues ya el cansancio comenzaba a sentirse. Pulga pinchó así que como los duros pararon, aproveché la gabela para coronar a mi paso el alto El Moral en el puente de ingreso a Tunja. Allí estaba Molanito esperando para guiarnos. Una vez llegaron todos iniciamos el descenso a Tunja justo en el momento que empezó una ligera llovizna que nos acompañó durante la mitad de los siete kmts hasta llegar al Hotel Tunja Real donde nos esperaban sonrientes Marcolino, Nobile y Ana con la consabida pregunta “¿Cómo me vistes?.

Fueron 120 kmts, realmente duros, pero acá estábamos felices por haber logrado superar la primera etapa de reto que nos puso Molanito, especialmente para quienes no estamos acostumbrados a esas jornadas.
Un rápido baño, en el que solo unos pocos clasificaron a la agüita caliente, pero aun así nuestros músculos agradecieron ese bálsamo helado. El almuerzo por supuesto supo a gloria, no lo podía creer, cuatro de la tarde, estaba en Tunja y me había traído mi adorable flaca, mi bicicleta.

En la noche solo Marcolino y su familia se atrevieron a salir a enfrentarse al helado clima de la ciudad, fueron a misa al milenario y William salió a visitar a su hermano residente en Tunja.
Pensando en la jornada del domingo, luego de la cena y de una corta tertulia acompañada de un par de politas, nos retiramos a nuestros aposentos para reponer fuerzas con un reparador sueño.
Hasta acá un brevísimo recuento de la primera etapa de La Vuelta a Boyacá. Difícil resumir en pocos párrafos todas las emociones vividas a lo largo de 120 kmts, que bueno sería poder extraer el chip de memoria de cada ciclista, leerlo en el PC y conformar una historia completa, por ahora a conformarnos con estos pocos recuerdos que por lo menos estoy seguro darán una somera idea de la aventura a los lectores especialmente a quienes desafortunadamente no nos pudieron acompañar y activarán la memoria de los asistentes.

Pero esta historia continúa,
Disfruten las mejores gráficas tomadas de esta etapa, logradas por Sandrita y Paulita en

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