Bogotá mayo 1de 2022
Un domingo para vivir sabroso
Primer día del mes de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, y nosotros lo celebramos trabajando sobre la bicicleta, aprovechando una ventana de sol que se abrió en medio del fuerte invierno que azota a la sabana de Bogotá. Una baja asistencia de trabajadores de la cicla, pero logramos convocar una docena de pedalistas, la verdad es una cantidad más que suficiente para practicar el deporte que nos apasiona y departir entre amigos, es decir, “para vivir sabroso” cada domingo; a mi juicio hoy lo logramos pues la pasamos sabroso, como veremos en esta nota.
Alberto Rivera la semana pasada se lanzó al agua para hacer el primer turno como conductor elegido, una figura que este grupo de ciclismo instituyó hace varios años. Para los lectores que no saben es una especie de servicio social, los ciclistas que tienen vehículo se comprometen a acompañarnos con su auto una vez al año. En el vehículo se lleva el Botiquín de primeros auxilios, la bomba y un par de ruedas de repuesto (de propiedad del Club) . El conductor elegido decide si el hace directamente el turno de acompañamiento o invita a un familiar o amigo que lo reemplace y le maneje su vehículo si no quire perderse la montada en bici.
Así pues, Alberto hoy llegó a la Estación Terpel en su vehículo, dispuesto a acompañarnos durante el recorrido. Curiosamente el atuendo que escogió hoy era muy similar al que usan los funcionarios de la citada estación de combustible, por lo cual le pedimos que posara al lado de una de las jóvenes que atienden. Juzguen Uds.
Venía alegre, sorprendió a sus colegas ciclistas al entregarles bananos y bocadillos para el camino, algo que realmente no es obligatorio, con el solo hecho de prestar el servicio nos damos por bien servidos, dado que además el elegido tiene que asumir cotos como peajes, que anteriormente se pagaban con las cuotas de sostenimiento que aportaban los afiliados, las cuales fueron suspendidas desde hace dos años. Quedamos entonces muy agradecidos con Alberto Rivera por su acompañamiento y el apoyo como reportero gráfico.
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Muy importante la asistencia en carretera, en caso de pinchazos, falla mecánica o accidentes. Pero como ya el grupo no es tan grande como antes, dado que desde la pandemia varios decidieron no volver a carretera o salir por su cuenta, tenemos que reestructurar la figura de conductor elegido pues la cantidad de asociados con vehículo disminuyó ostensiblemente. Como complement se ha pensado en utilizar acompañantes en moto para algunas etapas contratando este servicio. Oportunamente les informaremos.
Pasadas las 7 y 15 de la mañana partimos desde Siberia los 10 pedalistas que aparecen en la foto de la portada, en el camino se unieron William Duarte y Pachito Morales, quien después se desapareció, no supimos hasta dónde llegó. En total doce pedalistas.
La docena de Ciclobeeres escoltada por Alberto Rivera marchó entreverada con cientos de pedalistas que iban en su mayoría rumbo al Alto del Vino. Antes del inicio de la subida finalmente nos agrupamos, nadie quería quedarse pues se sabía lo que nos esperaba.
Al llegar a la llamada “pata del Vino”, es decir, el inicio del ascenso al Alto del Vino Wilfran, Fernando, Héctor y Alberto Otálora picaron en punta. Wilfran estaba intratable, adoptó el paso de vencedores y poco a poco fue distanciando a los demás competidores logrando una ventaja que le permitió llegar en solitario a la cima del alto. Lo seguía Alberto Otálora quien se esforzó bastante, pero al final no pudo llegarle.
Héctor venía concentrado y subiendo bien, sabía que iba haciendo un honroso tercer lugar, se sentía a gusto subiendo con facilidad pues el esfuerzo de su entrenamiento entre semana estaba dándole resultados. En mitad de camino, se sorprendió cuando otro ciclista del grupo lo sobrepasó, solo atinó a soltar una palabra de grueso calibre, que pareció salirle desde lo más profundo para luego explotar en el aire como el hongo de la bomba nuclear: “hay jueputaa!!, exclamó cuando Orlando Márquez atacó su tercer puesto y se marchó, dejándolo a merced de Fernando que para colmo de males también se le escapó. Pero el madrazo, una especie Ajúa o grito de guerra, le dio ánimo e impulso para mantener el ritmo y evitar que otros colegas lo sobreásaran y ocupar un quinto lugar en lo más alto de la cuesta del Vino.
Guillermo Durán, reapareció hoy luego de dos domingos de ausencia, estuvo parco y reservado en esta primera prueba con la montaña, pues trajo su bici Muleto, tiene un plato 39 y una relación fuerte que no le ayudaba en el ascenso, pero allí estuvo acompañando a Nobile y a Marcolino. Luego de aunarnos en el Vino iniciamos el descenso hacia el Chuscal.
En el descenso hacia el Chuscal, justo en la zona que está plagada de reductores de velocidad metálicos vimos a varios integrantes de uno de esos grupos de jóvenes y jovencitas que siempre van con atuendos de color negro o vino tinto oscuro, bajando a tumba abierta, lo sorprendente era que quienes descendían a mayor velocidad eran un par de damitas, una especie de “Riveritas” que nos pasaron a una velocidad que estimo se acercaba a los 80 o 90 kmts hora, una de ellas totalmente “clavada”, en posición aerodinámica, fuera del sillín y pasando los topes de manera vertiginosa. La producción de adrenalina ya no es propia de los motociclistas suicidas, ya está de moda en los jóvenes ciclistas de ruta, antes era algo usual en la bajada de Patios entre jovencitos con bicicletas hechizas sin frenos, ahora es la creme de la creame la que le apuesta al vértigo. En fin, cada uno es dueño de su propia vida y si eso los hace vivir mas sabroso, ni modos que disfruten.
Cuando vamos al Chuscal, últimamente paramos en una panadería a tres kmts del sitio donde tradicionalmente hacíamos el retorno, pero hoy justo pasaron adelante en la bajada Marcolino, Orlando carrillo, A. Otálora y William Duarte quienes no conocían el sitio y fueron hasta abajo, Pulga, Wilfran y Fernando bajaron luego, mientras otros degustábamos el delicioso combo de aguapanela, con queso pandebono y almojábana, la dosis ideal de doping para poder afrontar luego los 13 kmts de ascenso hasta el Vino.
Marcolino y Nobile optaron por despreciar la aguadepanelita para tomar alguna ventaja en la subida, lograron llegar primero a Siberia como era su propósito. En el ascenso hasta el Vino Pulga y Wilfran desde la salida encabezaron el grupo, seguidos de A. Otálora, Héctor, Guillermo y William. Más atrás marchaban los dos Orlandos.
Melki subió en su vehículo desde El Chuscal, venía con su familia a recoger la nueva camiseta 35 años. Lo alcanzamos a ver en el Vino, pero no pudimos saludarlo porque no pararon en el alto. Alberto Otálora descendió y continuó de largo hacia Siberia, logró alcanzar a Nobile y a Marcolino pasando el peaje, cuentan que trató de dejarlos atrás, pero “no nos dejamos” afirmaron con orgullo.
Los demás pararon en el Rosal a esperar a Orlando Márquez y luego lo pusieron a marcar el paso, supuestamente hasta el peaje, pero en Puente Piedra Pulga no se aguantó y prendió la leña, luego dijo que era un pequeño “embalaje especial”. Al final Héctor, Orlando y William tuvieron que perseguir infructuosamente al grupo que jalonaban Pulga y Fernando a un ritmo infernal.
Finalizó así otra etapa en la que la pasamos sabroso y vean Uds. tuvimos luego una de las más largas y agradables tertulias. Voy a tratar de resumirla vale la pena, no se vayan.
Como siempre nos ubicamos en la zona de comidas de Altoque en la Terpel. Todas las mesas estaban desocupadas, excepto una en donde estaba una señorita que parecía estar concentrada tomando notas de un grueso libro.
Iniciamos la tertulia, espacio en el cual se hacen los comentarios de lo ocurrido y salen a flote las anécdotas que alimentan estas crónicas. Pensé que pronto la dama partiría a un lugar más tranquilo, pues no le interesaría ni entendería los comentarios y bromas sobre cómo le fue a cada uno en la etapa, pero de vez en cuando sonreía sin quitar la vista de su libro. Creo que fue Marcolino, al invitar una tanda de refrescos le preguntó así sin ambajes: “¿la señorita está tomando algo?”. Ella le respondió si señor gracias y para sorpresa de todos aceptó una Heinecken, indicio de que le generamos confianza. Vamos bien, vamos bien.
Luego dejó de lado su libro y las notas y se integró a la tertulia, pronto mis acuciosos y curiosos compañero le averiguaron la vida en pocas preguntas. Su nombre Alejandra Velásquez Morales, Fisioterapeuta y epidemióloga del instituto Nacional de Salud, le tocó trabajar duro en la lucha contra el Covid, fue atleta de alto rendimiento y eureka!! Monta en bicicleta. Le contaron de todo, que éramos un grupo de amigos, cómo nació el club, quienes lo conforman, que pronto cumpliremos 35 años y hasta le mostraron la nueva camiseta.
Ella se ofreció a colaborarnos para hacer el sitio en Instagram. Todo iba bien, ya casi la comprometíamos para que se vinculara a CicloBR hasta que apareció su novio, Juan Sebastián Rodríguez un ingeniero mecánico, que resultó igualmente una persona afable y buena gente. En minutos armaron una especie de entrevista grupal y nos pasaron al tablero donde cada uno de nosotros terminó presántandose, informando nombre ciudad de origen, actividad etc. cargo ocupado en el Banco, así que de entrevistadores pasamos a entrevistados. Nobile y Pulga contaron anécdotas sobre su relación sentimental como empleados del Banco Emisor.
Les causó curiosidad del origen de Alberto Rivera, un blanco en tierra de negritos, el abogado, muy entusiamado, les contó toda la historia de sus ancestros. La agradable tertulia se alargó ellos quedaron enterados de todo en CicloBR y nosotros de sus vidas y actividad. Sebastián, tambien es ciclista, va a trabajar a Cartagena y pronto decidirán su futuro como pareja.
Qué placer haber conocido a ese par de personas tan agradables y carismáticas.
PD: El libro que estaba leyendo la joven se llama

Buenos amigos, amigas y amigues, nos veremos el próximo domingo para una visita a Guatavita por la ruta Sopó Salitre.
Una Feliz semana
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