Bogotá marzo 5 de 2023

"Si la lluvia golpea su ventana puede ser un dia soleado"

En varias crónicas hemos reiterado que el clima que se aprecia desde la ventana de nuestra casa no siempre es el que vamos a encontrar en el sitio de encuentro programado, pero los ciclistas aún nos guiamos por esa primera imagen que vemos al correr las cortinas; lo primero que miramos es el piso, si no está seco inmediatamente asumimos que igual pasa en Siberia, La Caro o Mosquera, así estemos a muchos kmts de distancia del punto que se haya escogido como salida y de esta manera nos perdemos etapas tan agradables como la de hoy.

También hemos dicho que, aunque el clima no pinte bien podemos salir para reunirnos en el sitio de encuentro y esperar mientras conversamos al calor de un tinto y si no se pudo pues nos devolvemos y ya está. De la misma forma pedimos que el primero que se levante y vea el piso mojado en su ventana se abstenga de enviar mensajes por el chat, pues eso desmotiva a los demás; debemos pensar que hay un conductor elegido que desde el día anterior se preparó para atender a sus amigos y no le podemos dejar plantado con sus bananitos y bocadillos.

Aunque hay compañeros que son tan de malas que por su casa siempre llueve.

Hoy fue uno de esos días, seguramente varios se guiaron por el chat, dieron media vuelta y se arruncharon nuevamente. No obstante, trece ciclistas hicieron caso omiso y salieron pese a que en Bogotá lloviznaba por varios lados.

A las 5:43 a.m. tres de esos pedalista optimistas ya estaban pasando por la 170 con autopista, iban con destino a Pacho, son del grupo que quiere medirse a Letras en los próximos días: Guillermo, William Duarte y Duber. Reportaron en el chat que hacía buen tiempo en ese punto.

Mas tarde, pasadas las seis y treinta, otro grupo de 10 pedalistas iba rumbo a Centro Chía para hacer el recorrido pactado, Zipaquirá- Alto del Águila. Lo integraban: Nobile y Pulga, John, Eduardo, Hebert, Alberto R, Gustavo, Orlando M., Mauricio Morales (cuñado de John) y Pachito que llegó “emparamado”, aravesó Bogotá en plena lluvia.

La verdad lloviznó todo el camino, pero en Centro Chía estaba seco, aunque el cielo se veía algo encapotado.

Pulga hacía hoy su turno como conductor elegido, y llegó con su camioneta cargada con bananos, herpos y bocadillos, como un detalle para sus amigos.

Hasta desempolvó y cuadró las dos llantas de repuesto de CicloBR que no usamos desde hace años; comentó que el botiquín del grupo lo tiene el señor Tesorero quien prometió renovarlo, pues debe tener mejorales y otras drogas que ya ni existen, al Dioxógen se le debió escapar el oxígeno, las curitas seguro están “revenidas”y las vendas deben tener moho.

En pocos minutos se cerró el cielo y comenzó una llovizna pendeja.

El primero en guarecerse fue Alberto Rivera quien ahora deja sus tradicionales lycras cortas para los días de invierno y las largas para días soleados.

Dado el repentino cambio del climao, decidimos adelantar la tertulia y tomar tintico con pan francés en Carulla, mientras el San Pedro nos concedía una dispensa para rodar. Tuvimos tiempo de contarle a Hebert, a Gustavo y a John cuánto nos divertíamos con las famosas “Clásicas de la Amistad”, las anécdotas y la historia del ente rector de esas extrañas competencias, la famosa FICA.

Entre tanto...

Damos el cambio al transmóvil #1 con los punteros.

Mientras nosotros degustábamos el cafecito caliente, los tres futuros “Letrados” madrugadores, iban subiendo el alto del Águila, para cumplir su meta de llegar a Pacho. Coronaron y luego siguieron a la cima del Águila para descender hacia Pacho en busca de un trancado desayuno como le gusta a don Guillo, el gourmet de las carreteras. Recargados, iniciaron el duro ascenso de Pacho al Águila; Guillermo dice que son solo 22 kmts pero eso si sin ningún descanso, por supuesto molieron al pobre paisa, le tuvieron que dar ligeros toques de espalda para que llegara, acá la prueba>>

Willy como siempre se exigió hasta la última gota, en la bajada descansó en el vehículo que conducía el sobrino de Duber, luego de sufrir un pinchazo. Al final les llovió un poco.

Mientras en Centro Chía la lluvia nos había dado un respiro entonces a lo que vinimos pues...

Salimos con el transmóvil #2 conducido por Pulga, que acompañaba a los restantes nueve ciclistas quienes al finalizar su larga tertulia y desayuno en Carulla partieron hacia Zipaquirá, aproveechando que el astro sol iluminó la mañana. Nobile y Pacho partieron con 30 minutos de ventaja y lograron sostenerse hasta el Alto del Águila, unos metros antes de coronar les llegó Hebert, quien sorprendió y les ganó en franca lid a Eduardo a John y a Gustavo; Orlando Márquez llegó acompañado de Mauricio Morales a casi dos minutos. Alberto cerró el lote a poca distancia.

Una vez reagrupados en El Águila reanudamos el camino para llegar a la cima del Águila, Pulga dio la orden de que nadie podía pasar a Nobile ni a Pachito, con estas contundentes palabras: “La madre para el que pase a mi costilla ...paridos”. Vieran las caras que hacía Eduardo, pero al final respetó a su progenitora y no pasó adelante, prefirió usar el plato grande. Alberto en cada bajada apenas miraba a Gustavo y pasaban saliva. Como parecia que iba a empezar a llover, no llegamos hasta la tiendita del Alto del Águila donde siempre paramos, nos devolvimos antes. Infortunadamente allá estaban esperándonos Guillermo, Willy y Duber, tomando tintico. Bajamos rápido; en el plano Eduardo puso el paso y nos llevó de la lengua, pero logramos llegar a Centro Chía en grupo, un verdadero milagro de Dios.

Como los tres futuros Letrados no pararon en Centro Chía, nunca nos encontramos. Qué pena, pero solo al llegar a Bogotá nos enteramos de que ellos andaban por Pacho, eso les pasa por no avisar.

Amigos esos fue todo por hoy, pero como ya llegaron hasta acá en esta crónica les pedimos que por favor se regresen al párrafo que comienza con: “Salimos con el transmóvil #2 conducido por Pulga” y reemplacen ese y los dos siguientes párrafos por este texto:

Terminamos el tintico en Carulla y como seguía lloviendo tocó hacer como Pedraza, cada uno pa su casa.

Feliz semana