El sábado 2 de diciembre de 2007 parecía ser un día corriente para los empleados del Hotel San Felipe de Mariquita, pues todos transcurría normalmente. Habían atendido la cena para un grupo de ciclistas del Banco de la República de Bogotá y se disponían a cerrar la cocina y las demás instalaciones para tomar un merecido descanso.
En la piscina y sus alrededores había un reducido número de huéspedes que comenzaron a inquietarse al ver que apareció un indigente cerca a ellos, con su costal, su traje desaseado y pegante en mano. La inquietud pasó a sobresalto cuando vieron que en cuestión de minutos un grupo grande de "ñeros" invadió el hotel.
Los huéspedes inocentes de lo que sucedía optaron por tomar las de Villadiego y refugiarse en sus habitaciones, mientras los "ñeros" y "ñeras" formaban una gritería y parecía que peleaban entre ellos
Entre tanto, en la cocina uno de esos mendigos hizo llamar a una de las empleadas para pedirle comida. La muchacha casi se desmaya y procedió a llamar a la administradora, mientras buscaba una escoba para ahuyentar al "ñero", que huyó raudo hacia la piscina.
Una de las ñeras estaba un poco exaltada y le gritaba "monorrea" o algo así a otro ñero, porque parece que no le daba dinero para pegante.
Otro de ellos incluso se estaba poniendo agresivo, pues además de pegante, cargaba una botella de cerveza atada a su cuello con una cinta. De pronto comenzó amenazar a los otros y a tomar todo lo que encontraba a su paso, entre otras cosas una caneca de pintura y la caneca de papeles del baño de damas, mientras uno de los meseros muy pálido y nervioso corrió a llamar a la administradora del hotel.
Los indigentes siguieron molestando hasta con con los familiares asistentes, por ejemplo, Sandra la hija de Marcolino estaba estrenando un elegante pantalón muy blanco, que atrajo a esos visitantes de la noche. Sandra alcanzó a huir, pero no pudo evitar que uno de los malosos alcanzara a dejarle una imborrable huella en su short.
Pronto apareció Katherine, la administradora del San Felipe, respondiendo al llamado angustioso de los meseros que no sabían como sacar a los indigentes. Antes de que entrara en pánico le contamos que se trataba de un concurso de disfraces del grupo de ciclismo del Banco de la República que celebraba el cierre de calendario. Le pedimos excusas por no avisarle con antelación, pues queríamos ver su reacción.
El sitio de reunión que se había arreglado para la fiesta de despedida y la ceremonia de premiación y entrega de regalos se colmó de ñeros y de familiares de los ciclistas que disparaban sus "flashes" para poder captar la mejor imagen de esta espectacular escena.
De ahí en adelante todo fue alegría y diversión con los gritos y peleas simuladas entre los "ñeros" en su tradicional lenguaje. Todo parecía tan real...
Para los organizadores fue una sorpresa ver el empeño que le pusieron los concursantes en la confección y en los detalles de su disfraz y la forma como se desinhibieron y comenzaron a posesionarse de sus papeles.
Se había prometido un premio especial al mejor disfraz, consistente en una cámara digital Canon de 5 megapixeles. Para el efecto se nombró un jurado mixto integrado por ciclistas (que nos se disfrazaron) y familares, el cual lideró Alberto Pineda. Luego de casi una hora de deliberación llegaron a este veredicto:
El primer puesto fue para Víctor Portela (tercero de izquierda a derecha), quien según el jurado fue el mejor disfraz y se llevó la cámara digital. El segundo puesto lo ocupó Esther Rueda la ñera de la foto; se hizo acreedora a un morral donado por uno de los patrocinadores.
El tercer puesto lo otorgaron a Luis Eduardo Zapata (primero de la izquierda ) y el cuarto a Noé Muñoz, (cuarto a la derecha). Todos ellos recibieron igualmente morrales.
Algunos pocos optaron por no disfrazarse por lo que llaman "pánico escénico" u miedo al "oso". Los entendemos perfectamente, pero seguramente al ver la actuación de sus compañeros lo pensaron y se dieron cuenta que no es tan duro y se goza más de lo que se cree. . Seguramente en una próxima oportunidad serán los primeros en hacer su show.
Fue muy agradable romper la rutina y el acartonamiento. Todo el año anduvimos disfrazados de ciclistas y ya era hora de cambiar. No tenemos palabras para describir la alegría que reinaba entre los asistentes que literalmente se "reventaban" de la risa con el espectacular show de Alejandro, con sus "mocos" artificiales, Pacho Morales y sus términos, Esther y su hijito Jaime, Zapata y su cobijita, Marcolino y Noé los muditos, Víctor, Anita la ñera tierna, Villarreal el ñero más nutrido, Miguel y su chamba, William y su caja de bromas, Armando y su caja de huevos, en fin todos los disfrazados que afortunadamente lograron desconectarnos por unas horas de esa dura realidad de Colombia agobiada por las noticias de los secuestrados y la lejanía del canje humanitario.
Fue una celebración en grande para la final de XVII versión la Clásica de la Amistad, el cierre de calendario y la celebración de los VEINTE AÑOS de CicloBR.
El Comité de Ciclismo les agradece a todos los ciclistas que asistieron, a quienes colaboraron y apoyaron la idea y a sus familiares. En general a todos quienes contribuyeron para hacer posible este evento, especialmente a Alvarito Villarreal quien hace tres meses viajó a Mariquita y seleccionó el Hotel.
Resaltamos la excelente atención recibida de todo el personal del hotel, bajo la dirección de la administradora doña Katherine, quien como decía la canción no tiene bicicleta pero si un par ...
Extrañamos mucho al Profe, a Pulga, a Alberto, a Pedro a Alvaro y atodos los que por una u otra circunstancia no pudieron acompañarnos a la despedida.
Allí aparece una pequeña muestra de las excelentes fotos que tomaron Pastor Gómez y varios de los familiares de los ciclistas. Entre las fotos la preferida de muchos es esta, pues simboliza la amistad que prima en el grupo de ciclismo por encima de malos entendidos, que a veces separan transitoriamente a los mejores amigos, pero que finalmente se resuelven, pues somos un grupo cuya motivación es precisamente la amistad, la bicicleta es la disculpa.
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