
Cuando ya estábamos prácticamente listos para nuestro entrenamiento dominical con destino al Alto del Vino vimos a Alvarito Campo un poco nervioso y afanado pidiendo que alguien le prestara un par de tenis.
Como
Henry Gómez parecía ser de su misma talla le pidió el favor, pero Henry no aguantó la curiosidad al verlo con el uniforme de ciclismo y con zapatillas, entonces le preguntó para qué quiere tenis?.
Alvarito le comentó muy en secreto a Henry que se había venido en bicicleta desde la casa, pero durante el camino sentía que algo no andaba bien, pues sus zapatillas le venían molestando y no podía montar bien.
Marcolino que alcanzó a escucharlo le preguntó qué pasaba y Alvarito le comentó que sus zapatillas le apretaban y no encajaban bien en los choclos. Marcolino lo miró detenidamente y le pidió que se colocara de frente, luego le dijo “hermano pero es que ambas son del pie izquierdo…” .
Alvarito se sorprendió y con cara de incrédulo las revisó y comprobó que en efecto ese era el problema. Al revisarlas por debajo descubrió que una era de un sistema de choclos y la otra maneja un gancho diferente.
Alvarito no lo podía creer. Miraba y volvía a revisar con detenimiento cada una de las zapatillas. Una la más viejita la veía rara, estaba demasiado achacada, tenía un logo de Nike borroso, por lo cual repetía que era imposible que se hubiera equivocado, pues el mismo la noche anterior había alistado y embolado sus zapatillas y estaba seguro que las había escogido correctamente. - Ni loco que estuviera yo para coger dos del mismo pie...
- Estoy seguro de que alguien me había cambió.
Entonces recordó que esa mañana cuando salió de su casa se detuvo en la panadería de la Calle 80 con Boyacá para hacer "pipi" y se quitó sus zapatillas para no salpicarlas y las acomodó afuera del baño.
-Claro di papaya y allí algún ladrón me las cambió. Pensó que el ladrón se la jugó de vivo pues solo le cambió una zapatilla buscando que Alvarito no se diera cuenta. Muy seguramente pensaba volver el siguiente domingo para hacer el otro cambio y completar el par llevándose una buena y dejando la otra viejita.
Alvarito, muy furioso delante de Marcolino y de Henry juró que no volvería a esa panadería jamás. De esta manera dejaría al ladrón encartado y echando un chispero con una zapatilla nueva y otra viejita. - Es que el tipejo ese piensa que yo soy pastuso…
Eso si les pidió a Marcolino y a Henry que por favor no le comentaran a nadie más para que no se la montaran y menos a Orlando pues seguramente sacaría alguna historia en la página web.
Ese domingo al llegar a casa Alvarito se fue derechito a revisar y cuál sería su sorpresa al encontrar otro par de zapatillas ambas del pie derecho.
Pensó que había actuado mal dudando de los visitantes de la panadería. Lo tranquilizó el hecho de que Henry y Marcolino le guardarían el secreto y nadie jamás sabría de este “cambiazo”, imagínense que se enteraran los de la página web... no que vaina mejor que busquen otras historias pero conmigo nada..
Bogotá julio de 2005 |