Bogotá septiembre 8 de 2019

Crónica por Orlando Alberto Molano Moreno

Un articulado mejor que Transmilenio

Confirmo…, reconfirmo…, no puedo acompañarlos…, qué lástima, estoy fuera de Bogotá…, mensajes que van y vienen la víspera de la salida programada. Para hoy teníamos un buen número de participantes, pero a última hora se diezmó, pues tres compañeros fueron afectados por diferentes virus: el del trabajo, el del agotamiento físico y el de la influenza. En este último caso, esperamos que con los consabidos remedios caseros, el afectado se vaya recuperando. A propósito de la salud, desde estas líneas un fraternal saludo para Marcolino y Sandrita, y nuestros fervientes votos por la recuperación de su querida esposa y madre, Margarita; unámonos en oración para que se alivie de sus dolencias y siga siendo la alegría de su hogar. También le deseamos una excelente recuperación a Alberto Otálora, quien se repone de una cirugía. Ánimo Albert y pronto regreso a la ruta. Igual voz de aliento para el tocayo Orlando Márquez.

Hoy, con beneplácito nos encontramos al compañero Melquisedec Reina después del peaje, quien nos esperaba seguramente ansioso de volver a demostrar sus cualidades como rutero y como ser humano, parece que lo recuperamos para el ciclismo. En horabuena Melky. En ese sitio completamos once pedalistas dispuestos a compartir disfrutando del deporte que nos apasiona. (ver listado de asistentes).

En Siberia habíamos recibido excelentes viandas de manos de nuestro compañero William Trejos, quien como conductor elegido sacrificó su ejercicio dominical y nos asistió oportunamente durante el recorrido. Reciba William nuestra gratitud.

Este bonito grupo rodó articulado, compacto y animado hasta la salida del pueblo de Subachoque, terreno propicio para pedalear agrupados. Vimos a un Héctor Pedraza como todo un líder “poniendo el paso”, seguramente producto de sus miles de vueltas semanales en el Choquenzá.

Pasando el río, hubo desbandada, pues se avecinaba la montaña. Sobre el puente, una fina e impertinente gravilla desestabilizó a Edgar Dimián a quien le tocó poner rodilla en tierra, afortunadamente sin consecuencias graves, pues adelante se le vio animado atacando la cuesta.

Melky en su salida experimental dio media vuelta en la escuela, por cuestiones de precaución con sus pulsaciones. De todas formas lo vimos bien. Los demás nos reagrupamos en la cima de Canicas y luego de recuperar el aliento, a deshacer el camino, rumbo al parque de Subachoque, en búsqueda de un pandebono con avena. El suscrito regresó por el costado opuesto de Canicas, con el ánimo de llegar temprano a Chía.

William Trejos bajó raudo, pues había encargado un suculento caldo donde él sabe que lo hacen rico. El regreso del articulado fue sin mayores novedades, a un paso regulado y al comando de Fernando Flórez pues el objetivo era el disfrute del ejercicio dentro del buen compañerismo.

Antes del peaje, Melky se despidió, pues regresaba a La Vega, no supimos si en carro o en bicicleta.

Ya en Siberia nuevamente, el consabido refresco y los comentarios de rigor, agradados por el cumplimiento de esta nueva jornada.

Feliz semana para todos.