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Bogotá, marzo 30 de 2025

Entre lluvia, fugas, ataques, regaños y risas: la gran rodada a Guatavita

Crónica por Javier Yesid Velandia Leal

Queridos amigos, queremos enviarles un fuerte abrazo y nuestros mejores deseos por una pronta recuperación. Don Guillermo, esperamos que su recuperación de la cirugía sea rápida y sin complicaciones. Pronto estará de vuelta con su energía de siempre. Orlando Carrillo, sabemos que la caída no fue fácil, pero confiamos en que esas costillas sanarán pronto. Los perros podrán intentar detenerte, ¡pero nada frena a un verdadero ciclista! Orlando Márquez, la gripe te dejó fuera de la rodada del domingo, pero sabemos que pronto estarás de vuelta para compartir kilómetros y buenos momentos con el grupo. ¡Les esperamos muy pronto sobre la bicicleta, rodando juntos nuevamente! Un abrazo.

¡Bienvenido de nuevo, Javier Fernández! Querido Javier F, Sabemos que estos últimos días han sido difíciles para ti, y queremos expresarte nuestra admiración y respeto por el amor y la entrega con los que acompañaste a tu señor padre en sus últimos momentos. No hay mayor muestra de cariño que estar presente en los momentos que realmente importan, y estamos seguros de que su legado y enseñanzas siempre te acompañarán. Hoy, con enorme alegría, te recibimos de nuevo en CicloBR, donde siempre tendrás una familia sobre ruedas. Te hemos extrañado en cada rodada, en cada conversación y en cada reto compartido. El camino sigue, y aquí estamos para rodarlo juntos, como siempre. ¡Bienvenido de vuelta, amigo! Las rutas, las risas y los kilómetros te esperan.

La mañana amaneció fresca en Chía, con un cielo gris que amenazaba con lluvia. El grupo de ciclistas, conformado por Luis Heber, Alberto, Héctor, Nobile, William, Luis Eduardo, Wilfran, Javier F y Pablo, se reunió en el sector de La Caro para iniciar la travesía. Henry no pudo asistir por culpa de su mecánico, quien le incumplió con el mantenimiento, eso no se hace, cambie de Bicicletería Charrito.

No quisiera seguir adelante sin destacar a Alberto, quien llegó montado en su clásica Pinarello azul, una bicicleta que lo ha acompañado desde su llegada a Bogotá y que conserva con orgullo desde 1989. Con su imponente plato 53, estaba listo para enfrentar la jornada junto a sus compañeros de ruta.

Con las bicicletas listas y el entusiasmo en alto, emprendieron el recorrido hacia Sesquilé.

Sin embargo, algo inquietaba al grupo. Nos quedamos esperando a Eduardo "El Chinazo" y a Laura, quienes habían confirmado su asistencia la noche anterior, pero nunca llegaron. ¿Será que se perdieron en el camino? ¿O tomaron otra ruta sin avisar? Tal vez, simplemente, se quedaron dormidos y aún estaban enredados en sus sábanas, cada uno en su casa, por supuesto, no vayan a pensar mal. El misterio quedó en el aire, y con una mezcla de intriga y suspenso, los ciclistas continuaron su camino sin respuestas claras.

El ritmo fue constante y parejo, manteniendo una velocidad promedio de 25 km/h. La carretera serpenteante y el aire frío matutino acompañaban la rodada, mientras las conversaciones y las bromas entre compañeros hacían más amena la travesía.

A medida que avanzaban, (digo avanzaban, porque hoy yo los acompañaba como conductor elegido) una ligera llovizna

comenzó a caer, obligándolos a ser más precavidos en la vía.

En el ascenso hacia Guatavita, Nobile realizó un gran esfuerzo, dejando todo en cada pedalazo. Sin embargo, la exigencia del terreno la dejó exhausta, por lo que decidió subirse al auto acompañante para recuperar fuerzas.

Antes de continuar con la ruta, el grupo hizo una parada en Guatavita la panadería acostumbrada para recargar energías. Entre bebidas calientes, caldo, huevos, café y pan fresco, los ciclistas aprovecharon para descansar un momento. La panadería parecía haber cambiado de administración, ya que todo lucía renovado, pero algo no cambió: la demora en la atención fue evidente. Con la gran cantidad de clientes que había, la espera se hizo larga, pero finalmente lograron reponerse con un buen desayuno antes de retomar el camino.

Más adelante, saliendo Guatavita, Nobile recibió una llamada de Alberto justo cuando vio a la distancia un aguacero acercándose. Sin pensarlo dos veces y para evitar una mojada segura y un posible resfriado, optó por unirse a Nobile en el carro acompañante.

Poco después, en medio del fuerte aguacero del descenso, le pasaron a Pablo su impermeable, Pablo había quedado rezagado del grupo, tratando de conectar con el grupo sufrió una pequeña avería mecánica en los piñones. Con el grupo dividido, Pablo también decidió subirse al auto para conectar con el pelotón más adelante, que ya le llevaba diez minutos de ventaja.

Pablo y Alberto retomaron el camino hacia La Caro en El Salitre, terminando el descenso del Alto de Guasquita, mientras avanzaban por Sopó, Luis Eduardo sufrió una pequeña avería mecánica: su cadenilla se zafó de los platos en plena marcha. El grupo, en un acto de compañerismo, decidió detenerse para ayudarlo.

Entre risas y bromas, Héctor comentaría más tarde: "Nadie sabe para quién trabaja", mientras veía a Luis Eduardo apurarse para colocar la cadena nuevamente en su lugar. Apenas estuvo listo, sin perder tiempo, Luis Eduardo y Javier F aprovecharon la pausa para lanzar un ataque sorpresivo. Nobile, aun riéndose de la situación, exclamó: "¡Amigo, el ratón de queso!" mientras el grupo intentaba reaccionar al ataque.

En Briceño, la calma se transformó en competencia cuando Luis Eduardo y Javier lanzaron ataques estratégicos. Con una gran demostración de fuerza, lograron concretar una fuga. Javier un experto en seguir la rueda y buscar el punto de ataque esperó a que aparecieran los Silos y pegó el latigazo, pero estaba ni mas ni menos que con Pulga un viejo zorro que lo aguantó, aprovechó el jalonazo de un pato, no le perdonó a Javi la osadía y lo remató a pocos metros de la llegada.

Mientras tanto, los perseguidores aumentaron la velocidad a 40 km/h en un intento por reducir la brecha. El grupo se cortó, y la diferencia entre los fugados y los demás se hizo evidente. Luis Eduardo y Javier lograron sacar una ventaja considerable, demostrando su gran condición física.

La persecución fue intensa, pero la distancia ya estaba marcada. Al llegar a Almaviva, los dos líderes celebraron su hazaña, mientras el resto del grupo fue arribando en pequeños pelotones, exhaustos pero satisfechos por la exigente jornada. Las cámaras de TV tomaron estas imágenes de esos "dramáticos momentos"

A lo largo de la jornada, Héctor demostró un estado de forma impresionante. Se le vio rodando con gran soltura, destacando especialmente en los ascensos, donde su ritmo constante y firme lo mantuvo siempre entre los líderes del grupo. Además, en los tramos más rápidos, logró sostener velocidades por encima de los 40 km/h, demostrando su gran resistencia y fortaleza sobre la bicicleta.

William también tuvo una gran actuación en la ruta. Se le vio rodando con mejor cadencia y sosteniendo el ritmo hasta el final. Se le veía bien de piernas, tanto que incluso lanzó ataques y jaló al lote perseguidor durante unos 8 kilómetros entre Briceño y Almaviva, manteniéndose firme en los repechos. En el último repecho de Almaviva, remató con lo que le quedaba de piernas y aire, logrando vencer a Pablo por muy poco en un gran esfuerzo final.

Por su parte, Wilfran prendió la moto en el tramo final. Aprovechó que venían dos ciclistas a más de 50 km/h y se pegó a su rueda para alcanzar a William y Pablo antes del repecho de Almaviva. Con gran capacidad en sus piernas y una sonrisa de oreja a oreja, pasó a los ciclistas del otro grupo, a Pablo y a William como si nada. Al final, entre risas, mencionó con tono jocoso: "Y eso que le bajé al ritmo, porque tenía más para alcanzar a Luis Eduardo y Javier en la cabeza del lote". Su desempeño en la jornada dejó claro que el plan de entrenamiento entre semana está rindiendo frutos, se le vio emocionado y orgulloso por el gran resultado del día.

Bajo un cielo aún nublado y con las bicicletas sudorosas de lluvia del camino, el grupo se reunió para compartir anécdotas y reír sobre los ataques finales.

La rodada había sido un éxito: sin mayores contratiempos, con un ritmo constante y una competencia sana que avivó el espíritu del ciclismo. Con el compromiso de repetir la aventura, cada uno emprendió el regreso con la satisfacción de un día bien aprovechado sobre las dos ruedas.

Antes de despedirse, Alberto no dejó pasar la oportunidad de regañar a William por haberse ido hace dos semanas con otro grupo a montar bicicleta.

"Esperamos que le haya quedado claro que no debe volver a repetirlo… o bueno, si lo hace, que al menos sea a escondidas", bromeó entre risas, provocando carcajadas en todo el grupo. William, entre sonrisas, prometió pensarlo dos veces antes de ser infiel nuevamente en las rutas.

Para cerrar con broche de oro, quedó claro que Luis Eduardo está aspirando a la presidencia del club, razón por la cual se decidió dejarlo ganar el día de hoy. Nobile, su esposa, ya está lista como vicepresidenta, mientras que Pablo asumirá el papel de primer vocal y Alberto, como siempre, será el "echador y regañón" de la junta. Y si alguien duda de ello, que le pregunten a William, quien ha salido regañado más de una vez. ¡Viva el ciclismo y sus anécdotas inolvidables!

Hasta el próximo turno con la pluma. Así que no se hagan los distraídos, muchachos. ¡Queremos sus comentarios! Porque el que no diga ni pío, ya sabe… le tocará escribir la próxima crónica, con detalles, emoción y hasta un par de versos si es necesario.

¡No digan que no se les advirtió!