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Bogotá, domingo 17 de agosto de 2014.
Salida dominical número 28
Hoy subimos hasta la fábrica de lluvia sucursal Guasca.

El año pasado, exactamente el domingo 4 de agosto, tratamos de llegar al temible puerto montañoso llamado “La cuchilla de Guasca”, nos acompañó durante gran parte del camino una intensa llovizna. Tuvimos que superar casi 7 kmts de la vía en un completo barrizal, pues estaban pavimentando esa carretera. Pese a las dificultades en ese entonces doce de los 22 pedalistas que asistieron lograron coronar en la cima (.
Un año después, la historia se repitió, a los pocos kilómetros de haber iniciado el ascenso, se soltó un tremendo aguacero, como en aquella ocasión solo trece de los 24 asistentes lograron llegar a la cima ubicada a 3365 metros sobre el nivel del mar y digo prácticamente pues el último kilómetro está destapado, por las obras de pavimentación que no han terminado.
Así pues la recomendación para los ciclistas es: “Ni se les ocurra programar salidas para Guasca en el mes de agosto”, seguro que se mojan, pues parece que Don San Pedro tiene ubicada allá arriba de la cima de la Cuchilla de Guasca una de las fábricas de lluvia de la Sabana de Bogotá y en este mes le da por probar las motobombas y filtros de lluvia en la subida. Hoy justamente debió estar probando alguna maquinilla nueva, que debió comprar en la China pues por ratos paraba el aguacero y luego incrementaba la intensidad acompañado de pequeñas borrascas, si eso buscaba lamentablemente hoy logró disuadir a la mitad de los asistentes.
Pero esto no comenzó por el revés como lo estoy narrando, era solo un anticipo; la odisea inició en La Caro pasadas la 8:20 de la mañana en donde se concentraron los 25 contando a Xiomara la esposa de Cristian quien sigue haciendo sus primeros pinitos, hoy se logró sostener hasta Alpina en Sopó.

El Señor Tesorero, Edgar Dimián se sacrificó hoy (yo diría más bien “de la que salvó”) amablemente accedió a adelantar su turno como conductor elegido dado que a Fernando Reina se le presentó un inconveniente de última hora. Don Edgar no escatimó y de su propio peculio invirtió unos pesitos en sus amigos para traerles bocadillos, bananos y mini-chocoramos. Su acompañamiento y asistencia fueron invaluables, al regreso vendió todas las localidades de silletería y porta bicis de su vehículo. Doble agradecimiento para el amigo Edgar.
Cuando partimos el sol brillaba, algunos precavidos llevamos el impermeable por si las moscas y como ya saben por la introducción hoy hubo moscas. Al pasar Sopó, el cielo estaba encapotado y algunas gotitas de agua en el rostro nos indicaban que la cosa no iba a ser en seco. Llegamos al cruce del Salitre, donde completamos 27 kmts, al girar a la izquierda se soltó el primer chubasco, nos acompañó durante un par de kilómetros, pero afortunadamente dejó ascender los 3 kmts de subida con el piso seco.
En el recorrido hasta el cruce de Guasca el sol nos acompañó, llegamos a la variante para iniciar la subida a la Cuchilla de Guasca y nada parecía indicar que nos acechaba la lluvia. Pero al terminar la desviación San Pedro puso en marcha su plan de pruebas de moto-lluvias con ventilador y de ahí en adelante no tuvo piedad.
Pronto vimos cómo algunos comenzaron a huir despavoridos y a deshacer camino. Los primeros fueron Trejos y Pachito al completar 3 kmts, luego bajaron raudos, Nidia, Miguel, Gabriel, y los Albertos Otálora y Buitrago. Un kilómetro más adelante Marcolino decidió que la ganadora era la lluvia y regresó, a los pocos minutos bajó Molanito a buena velocidad espantado por el aguacerito. No supe dónde retornó Cristian.
Adelante marchaban Camilo, Fabio Cuttica, los dos Duarte, Carolina y Reinaldo. Más atrás subían Guillermo e Ildefonso con una ligera ventaja sobre el lote integrado por Nobile, Ana, Eduardo, Pulga y Márquez. Este grupito de trece pedalistas “Water proof” logró ganarle la partida a Don San Pedro, quien se resignó y apagó sus moto-lluvias en el último kilómetro, justo cuando llegamos al tramo en obra que ya se imaginarán en qué estado estaba.
Estoy seguro de que por ahí cerca en alguna nube de esas color plomo debe funcionar la fábrica de lluvia, pues estábamos a 3365 metros muy cerca a las nubes.
Esperamos que en pocos meses concluyan los trabajos de pavimentación para poder llegar hasta el páramo en la próxima visita, con lluvia o sin ella.
El vehículo de Edgar y la camioneta de Guillermo que siempre es nuestra tabla de salvación acogieron en su silletería a los que no queríamos saber de bajada con piso mojado. Pulga pinchó, acudió a la rueda de repuesto y siguió bajando.
Abajo en la entrada a Guasca, nos reunimos y prácticamente agotamos la existencia de agua de panela, pan, queso y caldo. Diego y Guillermo tiritaban del frío.
Al partir el clima era otro, parecía que tendríamos sol, pero Nobile, Ana, Ildefonso y Márquez desconfiaban de Don San Peter y decidieron no "echar más cicla" y llegar a La Caro bien acomodaditos en los vehículos.

Los del grupo que se espantó por la lluvia llegaron a La Caro algunos aprovechando la pausa de la lluvia, Pacho y Trejos clasificaron para una rociadita llegando a los Silos.
En el trayecto hacia El salitre Reinaldo paró, justo cuando empezaba nuevamente la dosis de agua, estaba feliz, era su día de suerte su rueda delantera sufrió un pinchazo, así que se acomodó en la camioneta con cara de felicidad, la misma que llevábamos todos los demás pasajeros. A propósito, un cordial saludo para Doña Rosa la señora madre de Reinaldo, tenemos entendido que nos sigue a tarvés de estas crónicas, que no se preocupe le contamos que su muchacho se destacó hoy, si no es por el pinchazo termina la etapa entre los primeros.
Camilo decidió acompañar a la mami en la camioneta de Edgar. Más abajo Don Guillermo se encalambró y decidió comprar la última localidad en ese vehículo.
Bajamos el Salitre y en la Y, Eduardo y Cuttica tomaron por la vía a Patios. Nos cuentan que se pegaron otra buena juagada.
De esta forma el grupo de los trece que completaron el recorrido se redujo a cuatro: Carolina, Pulga, Diego y William, estos valientes tomaron un último enjuague en el trayecto Briceño la Caro, donde completaron 97 kmts. Los Duarte trabajaron Duro Uno se encargó de Carolina y el otro...

En la Caro, Nidia, Pacho, Trejos, Miguel, Buitrago y Marcolino nos esperaban algo preocupados por la tardanza.
Todos merecen por supuesto una felicitación por el esfuerzo.
La noticia buena es que hoy Jorge Buitrago no pinchó, pero dejó las llaves adentro y se le cerró el auto. Acudió a Pulga el experto en esos menesteres quien sacó su herramienta, machete, destornillador y alambre; cuando se disponía a trabajar le cayó la policía y por poco terminan en la comisaría. Una vez explicaron la policía sacó su propio equipo y en minutos abrió el vehículo.
Así finalizó felizmente la aventura, que disfrutaron a plenitud nuestros pedalistas pese a la mala leche de don San Peter que no contaba con que ya algunos Cicloberes son “Water proof” (a prueba de agua).
Una feliz semana y no olviden, un Pax caliente para evitar el resfrío
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Las imágenes de esta aventura, captadas por el reportero gráfico Edgar Dimián, están disponibles en , incluidas las de la premiación de la prueba del domingo pasado.

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